jueves, 24 de junio de 2010

ACTITUDES DEL DOCENTE HACIA LAS TICS Y SU EMPLEO CREATIVO, PROVECHOSO Y CRÍTICO.


En el artículo “Los docentes y las TIC: cuatro tendencias, o más”, del profesor Fernando Hernández, de la Universidad de Barcelona publicado en el 2006, se identifican cinco tipologías de actitudes del profesorado ante las TIC:
  • Los que tienen miedo, de los que saben que las TIC están ahí pero las ignoran.
  • Los resignados, que reconocen que las TIC están ahí y que han venido para quedarse, pero ellos prefieren mantenerse a una prudente distancia;
  • Los escépticos que piensan que las TIC no son necesarias, que se puede aprender sin estos medios, y que aceptan su presencia pero con desconfianza;
  • Los pedagógicos que dan a las TIC el valor de un medio que hay que llenar de sentido, y que consideran que pueden ser de ayuda si están vinculadas a lo pedagógico; y por último,
  • Los activistas, que piensan que las TIC son un fin en sí mismo, una asignatura a enseñar, valoran todo lo nuevo y dominan los programas.

La actitud del docente debe ser hacía al cambio, con un compromiso total para integrarse y capacitarse, no sólo por sus alumnos, por su vocación, o porque se les obligue, sino fundamentalmente por ellos mismos, para crecer profesionalmente, lo cual les permitirá desarrollar aprendizajes de calidad.

Las tics son para los docentes una oportunidad para autoevaluarse como mediadores y facilitadores, deben preguntarse si las estrategias de aprendizaje que emplean, están adaptadas a la realidad educativa actual, y de tener las condiciones para aplicar los Tic en los aprendizajes debe hacer uso con eficiencia y eficacia.

Actualmente, el ordenador, la internet, las enciclopedias interactivas digitales o la televisión se convierten en instrumentos inmediatos de información y comunicación, que pueden ser buenos auxiliares en el proceso de enseñanza-aprendizaje, debido a que estas herramientas no fueron creadas con fines pedagógicos, la escuela debe adaptarlas a las exigencias y peculiaridades de los procesos educativos, desde una perspectiva innovadora. Los docentes deben conocer con detenimiento las nuevas tecnologías para saber utilizarlas e introducirlas en la práctica educativa de forma racional y buscando siempre desarrollar los nuevos enfoques educativos: aprender a aprender, aprender a convivir y aprender a lo largo de toda la vida.

LA ESCUELA Y LA CIVILIZACION DE LA IMAGEN

La difusión y uso de las tecnologías de la información y la comunicación han modificado las formas de relacionarnos, la nueva cultura de la imagen demanda un comportamiento creativo, reflexivo y crítico sobre sus efectos y su uso en beneficio de la comunidad.

En el Diseño Curricular nacional, este nuevo desafío se ve plasmado en el área de comunicación a través de la capacidad comprensión de textos, pero no debemos olvidar que la comunicación en todas sus expresiones debe transversar todo el proceso educativo, por ello todos los docentes de las diferentes áreas deben estar involucrados en desarrollar en los alumnos la capacidad de comunicación integralmente. En consecuencia, el educador que pretenda optimizar el proceso de enseñanza-aprendizaje deberá adecuar la codificación de sus mensajes a la sensibilidad y a la capacidad de comprensión de sus alumnos. De allí pues la relación de la escuela y la civilización de la imagen.

Nuestros alumnos deben ser capaces de enfrentarse con criticidad y emotividad a los textos audiovisuales desentrañando no sólo lo que se dice sino, sobre todo, por qué se dice, además de oír y ver, deben saber escuchar y mirar, por eso es necesario que los docentes diseñen estrategias que le permitan al alumno desarrollar todas sus habilidades comunicativas que les facilitará un mayor y mejor empleo de las TIC con procesos y resultados creativos, críticos y provechosos.

La educación audiovisual potencia el aprendizaje significativo, por cuanto se conecta el proceso de enseñanza-aprendizaje con la cultura audiovisual en la que vive inmerso el alumno durante su vida cotidiana, es igualmente evidente que se potencia el aprendizaje funcional, por cuanto los contenidos aprendidos en el aula facilitarán luego, fuera de ella, una actitud mucho más reflexiva y crítica ante los medios de masas.